La prueba de bombeo, un método para evaluar el rendimiento del pozo
¿Cómo sabemos cuánta agua puede dar nuestro pozo?
¿Quedó bien construido? ¿Cómo escoger la bomba apropiada?
¿Cuál es el “radio de protección” necesario para mi pozo?
¿Cómo puedo evaluar el rendimiento del pozo a través del tiempo?
¿Cuánta capacidad de extracción ha perdido desde su construcción…
¿Es necesario reemplazarlo?...se puede recuperar?
Todas estas preguntas se responden con una “prueba de bombeo”, un método simple que somete el pozo a su máxima extracción.
Las pruebas de bombeo miden la disminución del nivel de agua durante la extracción desde el pozo. Existe una relación directa entre la cantidad de agua que extraemos y el nivel o profundidad del agua dentro del pozo a medida que progresa el bombeo. Como es de suponer, a mayor caudal, mayor descenso del nivel de agua. Y esto hasta un punto en el que el pozo alcanza su máxima capacidad de bombeo, donde decimos que el nivel “se estabiliza” y no sigue descendiendo. De esta manera tenemos un caudal máximo y un nivel deprimido máximo, datos con los cuales podemos dimensionar la bomba que nos permitirá aprovechar el pozo a su máxima capacidad.
El caudal máximo de un pozo obtenido con la prueba de bombeo es el antecedente sobre el cual se define la cantidad de agua que la autoridad otorga en un derecho de aprovechamiento.
El mayor descenso de nivel se produce dentro del pozo y va disminuyendo hacia fuera de este, hasta un punto en el que ya no es perceptible, es decir, cuando se alcanza el “radio de influencia” del bombeo, que es propio de cada pozo (es equivalente a lo que se denomina “radio de protección” en términos de derechos de aprovechamiento).
Los datos que se obtienen de las pruebas de bombeo también pueden ayudarnos a definir la eficiencia del pozo, esto es, cuán cercano es su comportamiento hidráulico en relación con un pozo teórico perfecto. Con los años, el pozo va perdiendo su capacidad de extracción debido a que el flujo de agua se ve limitado por las obstrucciones en su tubería y en el material del entorno del pozo. La prueba de bombeo nos permite cuantificar esta pérdida de eficiencia y ayudarnos a decidir si es conveniente proceder a una limpieza de la tubería o definitivamente construir un nuevo pozo de reemplazo.
Como puede deducirse, la prueba de bombeo nos aporta valiosa y abundante información acerca de nuestro pozo, por lo que debemos poner especial cuidado en seguir los procedimientos apropiados para su realización y encargarla a técnicos experimentados. Estos procedimientos están descritos en el “Manual de normas y procedimientos para la administración de recursos hídricos” de la Dirección General de Aguas y en la Norma Chilena sobre captaciones de agua potable (NCh777/2 Of.2000).